Palabras para reflexionar

Cuando nacemos todas las personas comenzamos a escribir nuestra historia. Pero no estamos solos y esa historia la vamos escribiendo con nuestra familia y en el lugar donde vivíamos, que a su vez, ya tiene su propia historia. Fechas, acontecimientos, afectos, lugares nos igualan o diferencian con otras personas, con otras familias. Las costumbres, las tradiciones son comunes a un territorio, a un país y la Argentina tiene las suyas. El asado, las empanadas de todas las provincias, las tortas fritas, los pasteles, el locro, el dulce de leche y hasta los ñoquis del día 29. Las guitarreadas y las canciones entre amigos, mientras el mate pasa de mano en mano, los guardapolvos de jardín y de la escuela primaria y tantas otras que nos identifican como argentinos. Una canción folclórica, un tango, un choripán, un mate espumoso, nos conducen a través del tiempo pasado, donde encontramos al gaucho, los conventillos, las pulperías y los cafés con sus juegos de cartas. Si pensamos en el presente podríamos nombrar los papelitos en la cancha, los alfajores, las reuniones familiares en torno a la mesa. Todo nos pertenece, todo nos hace argentinos. Y así como nosotros recibimos estas costumbres y tradiciones de nuestros padres, seguramente se las transmitiremos a nuestros hijos, escribiendo entre todos la historia de nuestro pueblo, que es parecida en algunos aspectos, pero distinta a la de otros pueblos del mundo. Por eso y porque debemos estar orgullosos de ser argentinos, amemos nuestras costumbres, nuestra música, nuestros bailes, nuestras comidas, porque ellas constituyen nuestras raíces. Nadie se puede desarrollar con las raíces fuera de la tierra y Argentina es nuestra tierra.